Un ser con barba... porque "la barba te queda bien", "pareces de Malasaña", "estás más atractivo"
...cuando nunca me ha gustado llevar barba.
Alguien que cambió de ciudad para trabajar en algo que detesta porque así lo impone la sociedad:
hay que producir, comprar, ganar dinero para vivir.
...y dejé a un lado aquello que deseaba hacer por no creerme demasiado bueno.
Y me junté con gente que no debía. Gente que no me correspondía, pero que yo creí interesante.
(antes o depués, demostraron no serlo)
Y acabé en una especie de relación en la que estaba a gusto hasta esta tarde, cuando las dudas de la semana pasada se confirmaron.
A pesar de hacer el mejor sexo, el más morboso, cañero, y con más amor que hice nunca en estas semanas...
Abrí tu mochila. Sólo había contado una vez la semana pasada lo que había en el fondo.
Y hoy, mientras te duchabas... aproveché para volver a contarlos.
Fue hoy, porque ayer habías quedado hasta tarde.
Y a pesar de lo que dices que me quieres, de los besos, de los abrazos...
...se habían reducido en seis el número de profilácticos
(de esos que siempre llevas porque "te los van dando por ahí...")
Y hemos salido a la calle a comer y te has despedido con un juntar las caras frío.
Pero luego me has enviado tres corazones virtuales con besos.
Y yo eso no lo quiero. No. Otra vez no.
Maldigo toda esta virtualización de la realidad.
Me he ido a ver una exposición al Prado y casi he tenido un Stendall mientras observaba los degradados de colores... o quizás era la aflicción en el pecho por saber que a pesar de todo, necesitas quedar con seis que no soy yo en una sola noche cualquiera...
...como la de anoche.
Y no puedo encajar que te cabree la idea de que yo pueda estar con otra persona...
Y he salido a andar...
...y he andado...
...y me ha calado la lluvia...
Y he pensado en todas esas cosas que quiero hacer y no hago. Y que de seguir así, nunca haré.
En todas mis malas decisiones.
En mi mediocridad.
Incluso para escribir este texto, que voy redactando en bruto, sin pensar.
Y entonces me doy cuenta de que sé algo. Más que algún que otro filósofo griego:
la mayoría de todas estas cosas, de lo que me ha pasado estos meses, no las quiero.
Y mientras escucho alguna canción triste de fondo...
(porque sí, llego a ese mediocre nivel de mediocridad...)
Me dedico a borrar contactos, y a alguno que otro le pido por favor que me borre de su agenda.
Cosa que le sienta mal, diciendo que "ella hará lo que le dé la gana".
Y confirmo mi tendencia a tomar malas decisiones respecto a las personas que decido incorporar a mi vida, de unos años para acá.
Y me propongo de nuevo, sólo dejar paso a las personas buenas.
En la exposición que vi hoy, justo al final el artista decía unas palabras con las que no esstoy de acuerdo:
"Hay que ser un niño malo, porque los niños buenos no van a ninguna parte".
Y la bofetada duele. Y me niego a ser un niño malo, y quizás por eso seguiré enfangado en la mediocridad.
Y me pregunto tantas cosas...
Y hoy tengo tantas dudas...
Me gustaría poder llamar a algún amigo para salir a tomar algo, beber, echarnos las risas, bailar, disfrutar...
...pero eso es imposible en esta gran ciudad.
Los que no ven más allá del trabajo... o no le mueves de la televisión... o no ven más allá de la posibilidad de sexo y ligar...
Y yo me digo:
¡Vaya mierda, todo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario