domingo, abril 24, 2011

Luna llena (i)

Aquella noche Mario sentía realmente ganas de estar con alguien, bajo un único fin carnal y banal. No era algo a lo que estuviera acostumbrado, ni mucho menos. Por eso se sentía extraño, como vendido... él, que siempre se había considerado un romántico...

Pero no había sitio para las lamentaciones, ni para las espirales de justificación sin fin... nececitaba echar un polvo y punto, y aquel día no iba a contentarse con quedarse en casa y lamentarse... iba a actuar.

Encendió el ordenador, y se registro no en una, si no en tres páginas de contactos. Algo le caería esa noche... sí, sí... o sí.

Empezó a rellenar un perfil.

"¿Qué es lo que buscan las mujeres?" Se dijo... "Un hombre que las quiera, que las trate bien, como a una reina... pero que tenga la inteligencia necesaria como para no hacerlas caer en la rutina... que sea cercano, y detallista..."

Rellenó los datos intentando mostrar lo mejor de su persona. Buscó una foto en la que aparecía medianamente bien, afeitado y con camisa... "De cero a dos veces al año suelo ponerme así... pero bueno, todo sea por venderse..." Retocó la imagen para darle una apariencia algo mejor, y la subió.

Empezó a buscar entre los perfiles conectados. Lo cierto es que no había mucho que le interesara en un rango de edad en torno a veintimuchos y treinta. Mando un par de mensajes... sin respuesta.

Amplió el rango de edad.

Bajó el nivel del listón.

Volvió a bajar el nivel del listón.

Rebajó una vez más el nivel del listón.

Cogió el listón firmemente con las dos manos, lo partió en dos contra el pecho y sin vacilar lo tiró a la lumbre mientras veía cómo se quemaba...

Y nada. Ninguna le respondía los mensajes... ¿Cómo era posible? ¿No dicen que lo importante está en el interior? Con el perfil que se había currado, medianamente interesante...

Empezaba a estar desesperado y valorando distintas opciones vegetales cuando de repente, obtuvo una respuesta.

- ¡Hola! ¿Dónde estás? ¿Son esas tus medidas (altura, peso) reales?
- Hola. Sí.
- Qué bien. Y entrando más en detalle... cuánto te... y cómo...

Vale, definitivamente aquella estaba por el tema. Aunque no tuviera foto de perfil, le daba igual, sólo la buscaba para cumplir una necesidad sexual...

Miró la hora: las dos. De la mañana. De un martes. Y mañana entraba a trabajar a las ocho... daba igual.

Cerró la puerta de casa con cuidado de no molestar a sus compañeros. Bajó las escaleras, y como ave precursora de primavera de presa nocturna, se deslizó entre el hueco entreabierto del portalón, saliendo a la calle sigilosamente, como con culpa.

La calle estaba vacía... "lógico... a quién se le ocurre salir a estas horas..."

Como acordaron, cuando llegara cerca de su casa, la daría un toque y ella bajaría a buscarle. Le había dicho que vivía en un piso con otras compañeras. Ellas ya estaban durmiendo, así que no debían de hacer mucho ruido...

La vió entonces claramente. Un poco delagada, pero la verdad es que no estaba nada mal... morena, de ojos negros, pelo rizado...

Apenas habían intercambiado cuatro palabras cuando cerraron la puerta de la habitación.

- ¿Y qué haces?
- Tralará.
- ¿Eres de aquí?
- Tralaró.
- Ahhhhhh vale (silencio incómodo).
- Tú no eres de aquí, ¿No?
- No, soy de Brasil
- Ah, qué bien... (ESTO PROMETE!!!)

Tras otro silencio incómodo en el que los dos estaban sentados en la cama, casi a oscuras, a las dos y media de la mañana, de un martes, en la casa de ella... y tras intercambiar otras cuatro frases intrascendentes... él la miró como diciendo "para qué me habrá traido aquí si parece que no..." y entonces ella le miró fijamente y se le acercó, momento que aprovechó para besarla (¡Bien! A esto veníamos...)

Cambiaron a posición horizontal. Poco a poco se fueron deleitando del cuerpo ajeno, con besos, caricias, tocamientos... pero tras casi cuarenta minutos de prolegómenos, algo parecía no funcionar. Llegado el momento clave, la chavala le espetó un "no, no, no me apetece, además, creo que me va a hacer... ¿Te importa si nos quedamos sólo así?" Mario intentó convencerla, entre besos, que iría muy despacio... pero no hubo forma. Lidiaba contra un "no" categórico, y estaba claro que él no la iba a forzar hacia nada que no quisiera hacer.

- Podrías al menos...
- No.

Mario se quedó a cuadros. "¡Vaya con la brasileña! ¿No tenían fama de...? Pues o aquella fama no era tal, o justo me fue a tocar la única que no..." mientras lo pensaba, tomó una decisión resignada.

- Y si yo a ti...
- Sí, eso vale.
- (Zorra egoísta de mierda... ¿¿¿Para esto me preguntabas cuánto me medía, y cuánto aguantaba??? ¿¿Y me sacas de casa a estas horas?? Me tenía que marchar ahora mismo y dejarte aquí abierta, puta de...) MMMMmmmm qué bien...

Sin muchas ganas, se dedicó al trabajo lenguar mientras pensaba en la cara con la que aparecería dentro de apenas cinco horas en la oficina...

Acabó, y al momento ella se agarró y se colocó las bragas. Empezó a recoger la ropa y a organizar la habitación.

"Y... ¿Yo?" pensó Mario...

Estaba claro que no había un "yo". Le pasó su ropa, y a los 5 minutos ya le había echado por la puerta.

Todavía con la cara perpleja, bajó las escaleras, y salió a la calle.

"Eso, que al menos, me de un poco el aire..."

Caminando por las calles desiertas, y mientras observaba con una inquietante fijación el empedrado entre las aceras, se lamentó de haber salido de casa, y reparó en un viejo dicho de su infancia, que daba nombre a un programa de televisión...

"Si lo sé... ¡¡¡No vengo!!!"

Y entre risas acabó de recorrer el camino a casa.

De nuevo en el portal, empujó el pesado portalón, subió las escaleras... y allí en el último peldaño, estaba la puerta de su casa, de la que se maldecía, con sorna, haber salido para nada...

"Cuánto hubiera ganado haciéndome una simple..."

Y se metió a la cama. No iba a dormir apenas nada pero no le importaba. Tenía un plan perfecto, y del miércoles no iba a pasar...

Sonó el despertador, se dió una ducha, comió algo rápido y se fue a trabajar.

En cuanto se esfumó el jefé abrió el navegador y empezó a trastear...

"Con que pasáis de mí, ¿Eh? ¡JA!"

...

(Continuará)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo hace años que aprendí esa gran frasse que me caracteriza: "Tú primero cielo, y tranquilo que yo lo haré igual de bien..que tú a mí."
Pero ¡yo soy de lass que cumplo luego!

¿Habrá un momento en el que no baste con "contratos verbales " y haya que proponerlo por esscrito?

Ya no hay salidas como las de antes.. (me compadezco del que solo vea una interpretación a esta frase..)

Bessoss y enrosquess terrenaless..