martes, agosto 21, 2007

¡¡Soy un mal padre!!


Porque el sábado, dado que iba a estar todo el día fuera de casa, decidí sacar el limonero un rato por la mañana para que le diera el sol (siempre recibe su ración diaria de radiación a media tarde, cuando ya no calienta mucho) con la mala fortuna de que me olvidé de él, y ahí quedó durante todo el día.
Me acordé antes de salir de la ciudad, pero como ya sabía la respuesta unánime de los presentes en el coche, ni si quiera dije en voz alta "media vuelta ¡que me he dejado el limonero en la terraza!"

El caso es que cuando me fui el pequeñín tenía este estupendo aspecto:



Riegos regulares y no abundantes, baños de sol, hablarle/cantarle, tocarle... el vegetalillo me estaba creciendo a buen ritmo. Sin embargo, cuando llegué a casa por la noche, me encontré con esto:



Lo que más me preocupaba de vuelta al hogar era que un tanga (de leopardo, of cors) o un calceto le hubiera caído encima... pero creo que el problema fueron las diez horas seguidas de solana que tuvo que soportar el pobre protoser clorofílico.

Su estado actual es crítico, sigue en la vegeto-uvi... si no consigue superar este chance sólo espero que no me denuncie la sociedad protectora de vegetales...

3 comentarios:

Carmen dijo...

Cielos! recuerdame que nunca te deje a mi gato cuando marche de viaje! xDD

V dijo...

En palabras de los Monty Python: Nobody expects the Spanish Inquisition!!! ... Esto... Look on the bright side of life! Seguro que puedes colocarles las fotos a los de Viagra para una versión sutil del "antes y después"...
Sí, me doy cuenta de lo que he escrito. Call me cruel and spit on me.

Anónimo dijo...

Feneció el ser, definitivamente. Pero no preocuparse que uno es poco aprensivo y con grandes dotes emprendedoras... ¡seguiré plantando limoneros hasta que uno me crezca! >_<