lunes, octubre 16, 2006

Las gafas...

Imaginad que un día os levantáis, os ducháis, os nutrís, os preparáis... y a la hora de salir por la puerta, justo antes de coger las llaves, váis a coger las gafas y... y... yyyyy... ¡LAS GAFAS NO ESTÁN! Y tenéis las lentillas sucias, que llevan dos días en maceración... pensadlo un momento. No tenéis las gafas para poder buscar las gafas, con lo cual no véis nada. ¿Qué hacéis? os ponéis a rastrear todas y cada una de las superficies de vuestra habitación con los pelillos de la nariz, cual viejo sabueso de caza. Suena cómico, hasta el momento en el que te percatas de que vas a llegar tarde a clase, y que es la segunda vez que llegas tarde con esa profesora, y que es bastante probable que no te deje entrar en clase. Te estresas. Sigues buscando. Te desesperas. Decides ponerte las lentillas maceradas ya que algo tienes que ponerte para poder andar por las calles sin cargarte ninguna señal ni atropellar a ninguna moto. Te vas a poner las lentillas y... ¡plop! se te cae una lentilla... y no la encuentras (es lo que tiene que las lentillas sean transparentes). Y ya llegas tardísimo a clase. ¡Y no tienes las gafas para poder ponértelas y encontrar la lentilla! ¿donde estarán las gafas de vida alegre? Esnifas el lavabo y alrededores en busca de la lentilla (el espacio es pequeño y las lentillas, muy a pesar de Ausonia, todavía no tienen alas). Encuentras la lentilla. Te la pones. Ya no sabes si ir a clase o pasar, dado que vas a llegar tardísimo. En ese momento de indecisión encuentras las gafas de vida alegre, que resulta que estaban tiradas encima de la alfombra por debajo de la mesa (es lo que tiene que la alfombra sea marrón y las gafas marrones y transparentes). Se te queda cara de:



Coges las gafas y sales pitando de casa, con una única frase en mente: ¡Llego tarde! ¡Llego tarde! ¡Llego tarde!. En un momento dado del camino el movimiento de las piernas coge el compás de tus pensamientos, y es entonces cuando entras en una dinámica marcial. Pierna izquierda: llego. Pierna derecha: tarde. Izquierda: llego. Derecha: tarde. Izquierda llego derecha tarde izquierda llego derecha tarde izquierda llego derecha tarde. ¡Ar, ar , ar!
Y al final con tanta militancia resulta que sólo llegas cinco minutos tarde... ¡increidibol!

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