jueves, junio 14, 2012

Goteo estelar


¿Alguien ha visto la sombra proyectada por el brillo de la Vía Láctea? Y me refiero a nuestra galaxia, que se puede observar desde la tierra en noches despejadas, sin luna, y en lugares naturales y a oscuras, lejos de la contaminación ambiental y lumínica de las ciudades. Es una luz hoy en día casi inapreciable, pero que nuestros antepasados, hace cientos de años, podían contemplar en todo su esplendor y magia. Una luz que nos pone en perspectiva de lo absolutamene insignificantes que somos todos, y que de alguna forma nos une, en esa insignificancia, y en la distancia. Nunca tuve la oportunidad de verla desde la tierra, y ahora que la oscuridad y todas las estrellas me rodean, día y noche, echo de menos poder sentarme en mi cubículo y mirar a través del cristal... compartiendo las vistas.

Contemplar las estrellas, o la luna cuando estaba en la Tierra, me lleva siempre a valorar todo acerca de nuestra existencia. De la humana y de la mía propia. Me hace sentirme pequeño, tal y como soy, y tal y como somos todos. Me pone en perspectiva.

Nunca llegaré a entender el por qué de esta vida, ni las razones para la existencia. Para algunos es encontrar el amor, para otros es el sentirse realizados. Algunos buscan el sentido en dar su amor a los demás, otros en succionar ese amor ajeno. Otros buscan sus cinco minutos de gloria o su paso a la historia terráquea eterna, y en esa búsqueda extrema basan su existencia entera. Luego los hay que jamás se han planteado si la vida tiene sentido, ni llegarán a ese nivel de introspección.

Divagando sobre lo humano y lo divino, sobre el devenir de la historia, propia y ajena, mirando a las estrellas en esta noche continua, echo de menos una simple mano que se apoye en mi cabeza, sin decir nada. Que luego baje y se apoye en mi hombro, y sin decir nada, me apriete ligeramente sobre el cuerpo al que pertenezca. No necesitaría mucho más. Es algo que, de existir el karma, creo que no sería demasiado egoísta al pedir... de existir el karma...

Pero el karma no existe. Así que en noches como ésta no me queda más que quedarme aquí sentando, en mi cubículo, contemplando el universo, solo, a través del cristal. Evocando, sin parar de evocar. Y tratando de encontrar el ánimo y el sentido con el que seguir adelante en todo esto en toda esta m***** interestelar...

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