miércoles, agosto 01, 2007

¡¡La tele vive!!

Hace unos días tuve una sesión nocturna de estas que te reconcilian con la siempre ofuscadora caja de rayos catódicos. Ya comiendo vi un documental muy interesante sobre delfines, pero fue cenando cuando me insuflé una sesión de estas que te hacen alcanzar por un día la media española de visionado televisivo: vi el final interesantísimo de un reportaje sobre góticos (tras el cual esta gente me gusta todavía más, una pena no haberlo visto entero porque pintaba muy bien, pero es lo que tiene encender la televisión únicamente como sazonamiento en las comidas) y tras él la ópera completa Madama Butterfly desde el Teatro Real de Madrid. Interesante...



La ópera disfruté viéndola a pesar de que no me gustó mucho, sinceramente. Y no me gustó no porque la escenografía, los actores/cantantes o la historia fueran malos, al contrario, eran buenos, especialmente la fotografía y la orquesta (dirigida por Plácido Domingo) ¿El problema cual fue entonces? que para mi gusto la musicalización del texto original es algo penosa. Y hablo desde la ignorancia del poco iniciado, pero me sentí un poco como cuando te dicen "esa lata de mejillones putrefacta ahí puesta en el medio es arte"... y tú te quedas con cara de "ehhhhh vale, si tú lo dices..." el sentimiento para mí fue el mismo. Escuchaba una orquesta soberbia que a cada momento te prepara para algo apoteósico que iban a decir unos protagonistas perfectamente caracterizados con una buenísima voz y... me encontraba con la sintonía que una tirolesa (¿eslovaca?) podría cantar en una fiesta de la cerveza o con lo que unos amiguetes podrían cantar medio balbuceando tras una despedida de soltero... perfectamente afinado y cantado, eso sí pero... no, me ponía de los nervios. Y es que en cada nota que yo pondría un grave Puccini colocó un agudo y al revés.

Llegados a este punto hago un inciso ¿Tendemos a sobrevalorar a determinados autores? o mejor dicho ¿Elavamos artificialmente el valor de ciertas obras sólo por el hecho de que otras creaciones del mismo autor sean genialidades maestras? Yo creo que un poco sí. Para mi gusto la musicalización (vaya palabreja) de M.B. hace que el texto pierda fuerza y sobre todo emoción, al menos en los dos primeros actos enteros, y desentona especialmente con una música orquestal tan buena como tiene, y con la carga dramática del texto y la caracterización, fuerza y voz de los actores. Claro que ésta es una opinión personal, lo dice alguien a quien por ejemplo no le gusta Beethoven (me da dolor de cabeza y me pone de los nervios cada vez que escucho sus piezas más conocidas) pero al que disfruta en su ignorancia musical con Brahms o Juaquín Rodrigo (y vete tú a discutirle a cualquier erudito algo sobre Beethoven...)

En contraposición a todo lo anterior, también pasa que ciertas obras de algunos autores, pintores o compositores eclipsan al resto de sus creaciones, las cuales son prácticamente desconocidas y a veces tiradas por el suelo por la crítica.

Volviendo el tema (y yo que quería únicamente hacer referencia a la velada nocturna...) tras la opera y tras ver fugazmente una entrevista a Glamour to Kill que me ha hecho replantear una serie de pensamientos, me pasé al Canal Cocina, mi favorito en horario comercial diurno (lo confieso) y con cosillas interesantes por la noche. Apunté la receta para hacer leche frita... en tiempos venideros algún lector de este blog se utilizará como testeador de indias...

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